miércoles, 2 de julio de 2008

Sandías vs. grasas hidrogenadas

Dos noticias relacionadas con la alimentación y la salud saltan hoy hasta nuestras páginas.
Por una parte, las autoridades de la ciudad de Nueva York han prohibido desde el día 1 de julio, en los supermercados y otros establecimientos dedicados a la alimentación, la utilización de las grasas hidrogenadas, más conocidas como “trans”.


Paradójicamente, en la década de los ochenta, este tipo de grasas fueron promovidas como un sustituto “saludable” a las grasas saturadas de origen animal. No es la primera vez que la comunidad científica comete un error de este tipo: recuerdo que hace unos años, el pescado denominado de “tipo azul” estaba totalmente prohibido para las personas que padecían de colesterol alto; sin embargo, ahora es el alimento más recomendado para luchar contra la hipercolesterolemia. Deberían de completar todo tipo de estudios antes de pronunciarse sobre estos temas alimenticios. Los que intentamos hacerles caso se lo agradeceríamos.

Estas grasas “trans” se utilizan para hacer los alimentos más crujientes y se obtienen al inyectar moléculas de hidrógeno a aceites vegetales.
En los últimos años se ha descubierto que estas grasas se adhieren a las paredes de las arterias y obstruyen el paso de la sangre. El tema es serio, puesto que las autoridades de Nueva York se han decidido a actuar después de comprobar que durante el año pasado más de quinientas personas perdieron la vida a consecuencia de la ingesta de este tipo de grasas.
Aun se continuarán consumiendo en alimentos servidos en envases sellados del fabricante. Si saben que perjudica la salud ¿por qué no se prohíben totalmente y a nivel mundial?

La otra noticia viene de la mano de un producto muy conocido por estas tierras, veraniego al cien por cien: la sandía. Cuando más estudian los científicos las cualidades de este alimento, más se asombran de los elementos beneficiosos que proporcionan al cuerpo humano.



Ahora han encontrado que la sandía debe sus efectos a su contenido alto en citrulina. Esta sustancia provoca un relajamiento de los vasos capilares, es decir, los mismos efectos que provocan pastillas como la Viagra, el Cialis o la Levitra, pero de forma natural, sin producir efectos secundarios.
Hasta ahora se sabía que la citrulina se convertía en el cuerpo humano en un aminoácido llamado arginina que produce maravillas en el corazón, sistema circulatorio e inmunológico, aparte de ayudar en el ciclo de la urea al eliminar el amoniaco y otros compuestos tóxicos del cuerpo. Desde estos momentos, también sabemos que aprovecha para “lo otro”.
Ya saben: consuman productos naturales y déjense de comidas preparadas y alimentos grasosos. Su cuerpo se lo agradecerá. Igual, su pareja también.

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